PARADIGMAS EMERGENTES
RESUMEN
Los
paradigmas científicos han constituido a lo largo de la historia, la
fuente fundamental explicativa por parte de la ciencia de los fenómenos y
hechos que surgen por el constante devenir de las transformaciones y
cambios sobre las contradicciones de la conducta humana.
El
mundo se caracteriza por la globalización en el que los fenómenos
físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son
recíprocamente interdependientes, lo que conlleva a una necesaria
perspectiva más amplia (holística
y ecológica) que nos aporte una nueva visión de la realidad, no tan
reduccionista sino un paradigma, es decir, una transformación
fundamental de nuestro modo de pensar, percibir y valorar, puesto que la
sociedad del presente siglo, avanza cada día con la premura del
desarrollo intelectual y científico; desarrollo que no solo traerá
cambios significativos en los modos de vida y pensamientos, sino también
porque el conocimiento y la información van adquiriendo el rango de
propulsor de todo tipo de
progreso. Este progreso en el accionar característico de toda sociedad
es influyente significativa y progresivamente en el prisma científico
tradicional ya que éste impera desde el siglo XVIII con el Iluminismo.
Con
el paso de la historia la ciencia se adueño del génesis y desarrollo
del conocimiento formal y de allí surgieron los paradigmas y los cuales
se plantearon como alternativas de investigación en todos los campos del
saber humano.
Desde
este particular los principios de incertidumbre, de exclusión y el de
complementariedad son logros que ayudaran a la formación del llamado
paradigma emegente, el cual es la guía de la interpretación de las interpretaciones y la explicación de las explicaciones.
INTRODUCCIÓN
Este
ensayo ofrece una rápida panorámica de la emergencia de un nuevo
paradigma integral como resultado de la progresiva ruptura de los viejos
sistemas positivistas y sus percepciones atomistas del mundo. Gracias a
la contribución de la física cuántica, las matemáticas y la química que
fueron causa de coyuntura en la época de una ciencia moderna, fue
posible la adquisición de un estilo distinto de concebir al mundo
acompañado de los procesos complejos que lo caracterizan, aportando
sobre todo en el campo de las ciencias sociales métodos adaptados de
manera particular para el desarrollo en su campo de estudio.
Hemos
pasado de estudiar a la naturaleza humana desde el ojal de la puerta, a
la apertura de la misma; posibilitando así una super-visión cósmica de
interrelaciones hilvanadas con absoluta complejidad entre aquellas
disciplinas donde aspirábamos explicar aisladamente los fenómenos que
suscitaban nuestro interés. Es asombroso experimentar el sin limites que propulsan estos nuevos paradigmas, ya que al profundizar en los estratos científicos de
ciertos campos, es imposible no conseguirse con una conexión
transdisciplinaria que nos teletransporta a otros lugares de
razonamiento universal.
PARADIGMAS EMERGENTES
Este periodo que nos ha tocado vivir se puede designar como de incertidumbre en las cosas fundamentales que
afectan al ser humano, condición ésta que repercute directamente en la
explosión y el volumen del caudal de conocimientos que se generan a
diario. La inseguridad producto de la misma incertidumbre hace que la mente del onto pensante y reflexivo sea cuestionada por la duda, la
perplejidad; conllevando esto a una crisis de los fundamentos del
conocimiento científico, filosófico y en general del pensamiento.
Como
producto de tal ruptura ideológica, se hizo necesaria la gestación de
los nuevos paradigmas, ya que el modelo vigente señala Capra, ha
dominado nuestra cultura durante varios siglos, formando la sociedad
occidental moderna e influyendo significativamente en el resto del
mundo. Este modelo consiste, entre otras cosas, en la visión del
universo como si fuese un sistema mecánico compuesto de bloques
elementales; la visión del cuerpo humano como si fuese una máquina; la
visión de la vida social como si tuviese que
ser forzosamente una lucha competitiva por la existencia; la creencia
en el progreso material ilimitado que debe alcanzarse mediante el
crecimiento económico y tecnológico y la creencia del sometimiento
hombre-mujer como consecuencia de una ley básica de la naturaleza. No
obstante, todas estas suposiciones han sido severamente juzgadas y
descalificadas; razón por la cual los investigadores que abordan el
campo de las ciencias sociales se han visto en la necesidad de efectuar
una revisión radical que se ajuste a los nuevos preceptos.
Hoy
el mundo se caracteriza por la globalización en el que los fenómenos
físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son
recíprocamente interdependientes, lo que conlleva a una necesaria
perspectiva más amplia (holística
y ecológica) que nos aporte una nueva visión de la realidad, no tan
reduccionista sino un paradigma, es decir, una transformación
fundamental de nuestro modo de pensar, percibir y valorar.
Sin
embargo, la sociedad del siglo XXI avanza cada día con la premura del
desarrollo intelectual y científico; desarrollo que no solo traerá
cambios significativos en los modos de vida y pensamiento, sino también
porque el conocimiento y la información van adquiriendo el rango de
propulsor de todo tipo de progreso. Este neo progreso influye en el prisma científico tradicional ya que éste imperaba desde el siglo XVIII con el Iluminismo.
Partiendo de la influencia del Iluminismo se consideró la ciencia como un conjunto
de conocimientos racionales, ciertos o probables que se obtienen
mediante el empleo del método científico es decir, ésta se basa en el
conocimiento científico, el cual no es más que un rasgo característico
de la ciencia pura como de la aplicada. Una de las figuras claves en el
proceso de construcción de un saber racional en la ciencia fue René
Descartes; a quien se le atribuye la fundación de la filosofía moderna,
la cual es el conocimiento, la existencia y el desarrollo del paradigma mecanicista.
Descarte
estableció los fundamentos metodológicos y epistemológicos de la
ciencia, explicando que la naturaleza (incluyendo la vida vegetativa y
psíquica) funciona de acuerdo con las leyes mecánicas que no poseen
finalidad alguna; así como también consideraba que la ciencia solo se
ocuparía de los objetos sobre los cuales somos capaces de adquirir
conocimientos ciertos e individuales. Acotaba que el método de
razonamiento analítico tiene más importancia que la experiencia
sensorial y la representación mental, considerando
al conocimiento de la realidad como proveniente de la razón, siendo así
el alma y el cuerpo sustancias distintas netamente.
El génesis de la ciencia como institución parte
de la revolución científica técnica, teniendo como características la
individualidad y la exclusividad, constituyéndose con el paso del
tiempo, el mecanismo por medio del cual las sociedades se preparaban
para la producción de masas. Para muchos la llamada
comunidad científica, se convirtió en el principal factor
desencadenante de los descubrimientos e inventos en todas las
disciplinas a través de la investigación organizada; concentrada
mayormente en las universidades y sus centros de investigación
especializada.
Unos de los pertenecientes a la denominada comunidad científica era Thomas
Kuhn (1996:42) considerado filósofo e historiador de la ciencia. Nace
en 1923 en los Estados Unidos, obteniendo los grados de Magíster y PHD
en física en los años 1946 y 1949 respectivamente en la Universidad
de Harvard; institución en la cual se desempeñó como profesor en física
teórica hasta el año 1956, cuando sus inquietudes investigativas e
intelectuales lo conducen hacia la historia y filosofía de la ciencia,
disciplinas que posteriormente enseña tanto en su Alma Mater como en las
Universidades de Berkeley, Princeton y Massachusetts hasta el año 1991,
en el que fue jubilado; muere en 1996 a la edad de 73 años.
Para Kuhn
(1996:57), la ciencia no es lineal sino cíclica y cambiante, ajustada a
procesos económicos, técnicos, políticos, religiosos, militares y de
avance del conocimiento. Dichos ciclos son transformaciones teóricas
sobre la concepción de la realidad a partir de leyes científicas y
proposiciones creativas, innovadoras, particulares y diferentes, a esto
Kuhn (1996:57), lo denomina
paradigma científico. Los paradigmas científicos han constituido a lo
largo de la historia, la fuente fundamental explicativa por parte de la
ciencia de los fenómenos y hechos que surgen por el constante devenir de
las transformaciones, cambios y contradicciones de la realidad humana.
Los paradigmas en dicha dinámica social, son pasajeros, pero no
olvidados; a medida que explican fenómenos que no han sido estudiados o
tratados vagamente y otros que refieren explicaciones diferentes, pero
que no tiene una visión radicalmente distinta. Este continuo
paradigmático, hace que la ciencia sea dinámica, encontrándose hoy
nuevas interpretaciones para lo que antes se criticaba; a partir de la
base de sus deficiencias y diferencias se originan nuevos paradigmas
contextualizados socialmente al entorno donde ocurra dicha comparación y
diseño.
Con la aparición de la obra “La Estructura de las Revoluciones Científicas” de Thomas Kuhn (1996:57),
se introduce al debate el término paradigma, presentándose desde su
misma aparición una gran polisemia de acepciones y aplicaciones. No
obstante, su autor intenta delimitar y clarificar su sentido o
significado en una ampliación del referido texto editado en 1978,
llamado “Segundos pensamientos sobre paradigmas”.
Si bien es cierto que, con la aparición de “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, el
término paradigma toma una dimensión universal en el debate teórico-
metodológico de la ciencia; el mismo, era ya utilizado por Platón para
designar un instrumento de mediación entre la realidad y su ideación.
Ferrater Mora (1999) expresa que no es un simple modelo, una copia, un
patrón o muestra de algo que es real sino mucho más que eso, es un
modelo ejemplar, perfecto y digno de ser seguido e imitado.
Además de esta connotación filosófica platónica, el término paradigma fue utilizado por primera vez en “Teoría de la Ciencia” por Ch. Lichtenberg (1742-1799); luego, en el siglo
XIX en el ámbito de la investigación sociológica, Robert Merton y
Talcon Parson lo apuntalan en sus teorías referidas a la acción social y
los principios organizativos que subyacen en las estructuras sociales; finalmente en el siglo XX, Wittgenstein lo utilizará en sus Investigaciones Filosóficas.
T. Kuhn (1996:57), concibe su obra a partir de su pasantía en el Centro para el Estudio avanzado de la Ciencia de la Conducta de la Universidad de Harvard, donde
comparte con una comunidad de científicos en la que observa que estos,
aun siendo de la misma disciplina, se inclinaban por el debate, la
discusión y la reflexión de los esquemas teóricos y metodológicos de sus
áreas de conocimiento; aspectos que según el investigador, contrastaban
con el pensamiento de los físicos quienes no mostraban desacuerdos
sobre la naturaleza de problemas y métodos científicos aceptados. Ante
esta observación, introduce el término paradigma para designar “una
compleja red de concepciones y supuestos compartidos por una comunidad
científica”, lo que le convierte en una categoría de impacto
determinante en el área de la ciencia.
En
relación al extraordinario debate generado por la comunidad científica
en torno a los cambios paradigmáticos, son esclarecedores los
planteamientos del propio Kuhn pues su concepción de revolución
paradigmática no implica una ruptura total con el paradigma precedente,
sino por el contrario lo continua en otra dirección. Los paradigmas se
producen al interior de las comunidades científicas y se imponen sobre
otros debido a su fuerza de convicción, hasta que se produce una
revolución entendida como la
modificación del paradigma o los paradigmas utilizados en ese momento.
Esta situación implica una nueva definición más rígida del campo,
afectándo directamente, la estructura del grupo que práctica en esa
comunidad científica, como por ejemplo aquellos que no deseen o no sean
capaces de ajustar su trabajo al nuevo paradigma quienes finalmente
terminan aislándose o uniéndose a otros grupos.
Una
teoría, para ser aceptada como paradigma, debe parecer mejor que sus
competidoras, aunque no necesita explicar todos los hechos que se puedan
confrontar con ella. De los planteamientos de Kuhn se ha inferido que
para el abordaje de un mismo problema puede haber dos o mas teorías
correctas, es decir, tal como lo señala Mires (1996:156) “el
valor de una buena teoría no reside solo en su supuestos de verdad,
sino también en la posibilidad de ser fuente de inspiración para otras
teorías”
En
lo sucesivo, se ha suscitado en el ámbito de las ciencias sociales un
extraordinario interés polémico sobre la acepción y aplicación del
término paradigma, que durante los últimos años ha provocado la
proliferación de discursos
científicos sustentados en una incuestionable pluralidad de posiciones
epistemológicas y perspectivas de investigación. Por ello, como lo
señala Paz Sandin (2003:78) desde Kuhn se
acepta un evidente relativismo en los criterios de demarcación entre la
ciencia y la no ciencia. Frente al aserto racionalista de que existen
criterios lógicos, universales y ahistóricos para valorar la
cientificidad de las teorías, surge cada vez con más fuerza, la
convicción de que el único criterio posible es la aprobación consensuada
de la comunidad de científicos.
Paz
Sandin (2003:79) destaca la suposición de una revolución en la
concepción de la ciencia a partir de la noción de paradigma, en el que
se incorpora el criterio de relativismo. Considera que desde
Kuhn surge una epistemología relativista, la cual promulga un
conocimiento científico relativo, histórico, socialmente construido y
políticamente determinado.
La
ciencia se proyecta como un tipo de actividad profesional organizada,
poseedora de ciertos modelos de control de los resultados que dependen
de factores lógicos o intelectuales, históricos y sociales. Al interior
de la misma, el paradigma es todo aquello que los miembros de una
comunidad de científicos comparten: las creencias, valores, técnicas y
la solución de problemas tipo.
Partiendo
de los postulados de Kuhn, se sustituyen los modelos de explicación
lógicos por los socio históricos, abandonándose la idea de la verdad
como correspondencia y reflejo de una realidad estable y mecánica superándose
simultáneamente la visión lineal y acumulativa del progreso del
conocimiento científico. En base al análisis histórico de la ciencia,
éste autor representa una de las líneas más sólidas de crítica a los
postulados positivistas.
La
asimilación del término paradigma no ha sido homogénea en las ciencias
sociales, adversamente ha sido atribuida a tipos de prácticas de
investigación, esquemas teóricos, estructuras organizativas de
supuestos, contextos de conocimientos científicos, posiciones teóricas,
posiciones epistemológicas, modelos de acción, entre otras formas, que
serían equivalentes. Morin (2004:36) en Epistemología de la Complejidad,
da una definición diferente de Kuhn acerca del paradigma, lo considera
como “un tipo de relación lógica (inclusión, conjunción, disyunción,
exclusión) entre un cierto número de nociones o categorías maestras. Un
paradigma privilegia ciertas relaciones lógicas en detrimento de otras,
así “El paradigma es una manera de controlar la lógica y, a su vez, la semántica” Lanz, (1999:154). Como se observa, Morin
considera que los problemas básicos de la organización de los sistemas
de ideas no sólo pertenecen al ámbito de la lógica sino también al de la
paradigmología.
“Ello
significa que los sistemas de ideas obedecen a determinados principios
elementales: principios de asociación y exclusión que los controlan y
dominan. Así podríamos señalar que la separación entre sujeto y objeto y
entre ciencia y filosofía constituye el gran paradigma occidental,
formulado clásicamente por Descartes. Este paradigma domina no solo la
ciencia sino también la filosofía. Así pues éste paradigma domina tipos
diferentes o antagónicos de pensamiento; y los domina a ambos”
Morin,
reconoce que fue Kuhn quien subrayó el significado decisivo de los
paradigmas, aunque no lo haya definido en forma precisa. Afirma que
“emplea en el sentido de principio fundamental”, a la manera
anglosajona. En cambio, Morin le da el significado que se halla entre su
sentido literal y el uso Kuhneano, digamos en el medio. Fischer,
(1997:104) lo entiende como un principio fundamental que se define por
la forma específica de relación que se establece entre
unos pocos conceptos centrales, siendo este tipo de relación el que
domina, no obstante, la totalidad de estos discursos e incluso su
lógica.
También
Morin nos recuerda que el mundo del paradigma requiere un análisis muy
especial, ya que se debe siempre colocar a los paradigmas en el contexto
total de las condiciones socioculturales y ubicarlos en el núcleo de
las ideas que una cultura tiene en si misma. El paradigma que produce
una cultura es, al mismo tiempo, el paradigma que esa cultura reproduce.
Los principios de la separación, diferenciación, conexión y oposición
que prevalecen actualmente en la ciencia dominan no solo las teorías
sino que a la vez regulan las organizaciones técnicas y burocráticas de
la sociedad.
Dentro
de este planteamiento se considera que existe una relación de largo
alcance entre el modo en que organizamos nuestro conocimiento y el modo
en que la sociedad se organiza, así el problema de los paradigmas hace
referencia a lo que no es fácilmente visible ya que está profundamente
arraigado en todos los estadios humanos.
El Paradigma y sus Dimensiones
La
necesidad de reducir la extraordinaria heterogeneidad del término
paradigma, llevó a la científica social Margaret Masterman a evidenciar
que en la obra de Kuhn, el término paradigma es utilizado en por lo
menos veintiún significados diferentes, los cuales a partir de su
análisis y registro la llevan a concluir que existen tres tipos de
paradigmas el metafísico, el sociológico y el de constructo.
Contemporáneamente
existen otros paradigmas que se plantean en la sociedad científica como
alternativas de investigación, cuya creciente aceptación ha sido
justificada en consideración a los descubrimientos dentro de la misma
física, con los principios que aunados a los descubrimientos en la
mecánica cuántica abogan por el estudio de entes inobservables.
Tal
es el caso del principio de incertidumbre o indeterminación que
introduce Heisenberg, cuyo logro fue expresar las limitaciones de los
conceptos de partícula, onda, posición, velocidad, entre otros; en una
fórmula matemática exacta. Afirma
que dicha incertidumbre en el científico es producto del forzamiento de
una de las muchas potencialidades existentes en el objeto de estudio;
admitiendo que la transición de lo posible a lo real sucede durante el
acto de la observación física, que tiene lugar al entrar en juego la
interacción del objeto con los instrumentos de medición y por ende con
el resto del mundo. Es el investigador que con su método de
interrogación e instrumental de medición fuerza a la naturaleza a
revelar una posibilidad de tantas.
El
principio de exclusión de Pauli hace referencia a que las propiedades
exhibidas por un átomo en cuanto a un todo se gobiernan por leyes
distintas a aquellas que rigen a sus partes separadas; siendo el todo
entendido y explicado por conceptos de niveles superiores de
organización. La naturaleza es un todo polisistémico que se revela al
ser reducida a sus elementos, porque pierde las cualidades emergentes
del todo y la acción de éstas sobre cada una de las partes.
Finalmente
el principio de complementariedad de Niels Bohr, subraya que la luz se
comporta como una onda en determinadas condiciones de observación y como
una partícula en otras, por lo cual se llega a conclusiones
conceptualmente incompatibles, pero que basadas en una epistemología más
rigurosas se vuelven complementarias. Todo esto lleva a creer que
distintas situaciones de observación son complementarias entre sí, lo
cual significa que aunque parezca que se excluyen mutuamente se perciben
como compatibles, conciliables y complementarias, al analizar con más
profundidad la actividad epistémica del sujeto. Este principio
fundamenta la base del paradigma emergente tratando de integrar de
manera lógica y coherente las percepciones de varios observadores con
sus enfoques, métodos y filosofías ofreciendo un valioso aporte gracias a
la riqueza interpretativa y complementaria de la realidad, a través de
una visión interdisciplinaria.
Martinez,
(1997:157) señala que el paradigma emergente como paradigma universal,
es un metasistema de referencia cuyo objetivo es guiar la interpretación
de las interpretaciones y la explicación de las explicaciones;
basándose en amplios postulados o principios básicos de apoyo, que
evalúan la solidez de las reglas seguidas por nuestro propio
pensamiento.
Postulados de Paradigmas Emergentes
Los principios de inteligibilidad
del paradigma emergente se agrupan en cinco postulados fundamentales:
la tendencia universal al orden en los sistemas abiertos y la ontología
sistémica; ambos de naturaleza o base más bien ontológica y el
conocimiento personal, la metacomunicación del lenguaje total y el
principio de complementariedad, de naturaleza epistemológica. Cada uno de estos principios tiene, de por sí, la capacidad suficiente para exigir el cambio y superación del paradigma clásico.
Tendencia al orden en los sistemas abiertos
La
ciencia descansa en el orden de los sistemas abiertos como respuesta a
la causalidad y simplicidad de la ciencia tradicional. Esto hace que los
conocimientos científicos deben entenderse bajo una totalidad integral
unida y no disgregada que interactúa constantemente con la realidad que
los produce, los determina y los impulsa.
Ésta
es la tesis fundamental de Ilya Prigogine (1986, 1988), cuya teoría
desmiente la tesis de la ciencia tradicional, para la cual la emergencia
de lo nuevo era una pura ilusión, considerando a la
vida en el Universo como un fenómeno fruto del azar, raro e inútil,
como una anomalía accidental en una lucha quijotesca contra el absoluto
dictamen de la segunda ley de la termodinámica y de la entropía, que
terminaría inexorablemente en la muerte térmica como perspectiva final.
Prigogine invierte completamente este modo de ver las cosas.
Ontología sistémica
La
nueva ciencia debe descansar en una ontología sistémica donde el hombre
sea el centro del saber bajo parámetros de totalidad e
interrelación de los fenómenos que explica. El viejo fundamento aditivo de la ciencia a partir de la base matemática, debe ser superado por
una visión interdisciplinaria integral donde el método hermenéutico sea la guía para la personalidad científica del hombre que investiga.
interrelación de los fenómenos que explica. El viejo fundamento aditivo de la ciencia a partir de la base matemática, debe ser superado por
una visión interdisciplinaria integral donde el método hermenéutico sea la guía para la personalidad científica del hombre que investiga.
Conocimiento personal
El
paradigma emergente concibe el conocimiento personal no como una imagen
simplista positivista de los procesos cognitivos básicos que
requiere el hombre para explicar su realidad, sino como una nueva visión que incita al entendimiento dialéctico entre el objeto y el sujeto y
fundamentalmente del contexto socio-histórico que rodea las interpretaciones teóricas subjetivas del sujeto que investiga.
requiere el hombre para explicar su realidad, sino como una nueva visión que incita al entendimiento dialéctico entre el objeto y el sujeto y
fundamentalmente del contexto socio-histórico que rodea las interpretaciones teóricas subjetivas del sujeto que investiga.
Meta-comunicación del lenguaje total
Desde
los anteriores principios ontológicos, la meta comunicación y la auto
referencia, hacen que el espíritu critico reflexivo del hombre
sean transmitidos a través de procesos de comunicación sociales e institucionales capaces de difundir su esfuerzo para el cuestionamiento y el
análisis constante de los fenómenos que estudia.
sean transmitidos a través de procesos de comunicación sociales e institucionales capaces de difundir su esfuerzo para el cuestionamiento y el
análisis constante de los fenómenos que estudia.
Principio de complementariedad
La
ciencia en su nueva interpretación, debe estructurarse bajo el
principio de complementariedad del conocimiento, la vieja visión
particular debe sustituirse bajo una visión sistémica interdisciplinaria, es decir, del esquema hipotético deductivo a un esquema sistémico
integral.
particular debe sustituirse bajo una visión sistémica interdisciplinaria, es decir, del esquema hipotético deductivo a un esquema sistémico
integral.
CONCLUSIÓN
Es
importante para futuros proyectos y tesis de grado que se conozcan,
cada una de las teorías o paradigmas que sirven de sustento a una
investigación, como también el método a emplear, que se seleccionará de
acuerdo al problema u objetivos de investigación.
En
la actualidad se hace muy difícil clasificar la inmensa cantidad y
variedad de modalidades investigativas, que en muchos casos no pasan de
ser simples técnicas y métodos, ubicados dentro de determinada
tipología. Detrás de cada uno de estos tipos de investigación se
encuentra una concepción filosófica denominada Paradigma de
Investigación que ofrece sustento y respaldo teórico.
Al
realizar una investigación en concreto, se comienza con la
determinación de un problema a investigar y surgen en la mente del
investigador una serie de interrogantes que conducen a múltiples
respuestas; por ello, una vez
planteado el problema a investigar es posible ahondar sin delimitaciones
en su naturaleza y si ésta lo permite, ubicarlo más allá de una teoría o método
de investigación, como es el caso de la interdisciplinariedad en la
triangulación, o la complementariedad entre los tipos de investigación.
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