jueves, 30 de abril de 2015

Análisis Reflexivo: Métodos de Investigación en la Educación. Actividad Académica Grupal.



ANÁLISIS REFLEXIVO
MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN EN LA EDUCACIÓN

Partipantes:
·         Ana Luisa Moran
·         Nerio Ramírez Almarza
·         Soed Rosell
·         Gladys Molina


Tema 1: Los Paradigmas de la Investigación aplicados a la investigación educativa

     La investigación educativa basada en diferentes paradigmas es de aplicación muy reciente en la metodología de la investigación,  cada día son más los docentes que se interesan en participar en las investigaciones, puesto que los resultados optimizan el proceso educativo. Los estudiosos han divididos los enfoques en paradigmas, Kuhn (1971), los define como “realizaciones científicas universalmente reconocidas, y en la cual por cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones  a una comunidad científica”. De  manera que se han desarrollado tres paradigmas y han tenido trascendencia en la investigación educativa, ellos son: el positivista, cuantitativo o racionalista; el interpretativo, cualitativo, hermenéutico o cultural y el crítico o participativo. Estos enfoques han recibido diferentes denominaciones y por tal generan diferentes posiciones en sus estudios.
  Ahora bien, las dimensiones paradigmáticas  (ontológicas, epistemológicas y metodológicas) son la base de la estructura para definir la relación con el objeto de estudio. En tal sentido,  el paradigma positivista, según Ancidey (2008)  se caracteriza por estudiar los fenómenos desde una postura objetiva y exacta, por lo que desconoce otras formas metodológicas de entender la realidad.
    Con respecto al enfoque interpretativo, García (2012) señala que se centra en el estudio de los significados de las acciones humanas y de la vida social. Este paradigma se ubica dentro del ámbito educativo para comprender la realidad educacional desde los significados de la persona  implicada, estudia sus creencias, intenciones, motivaciones y demás características del proceso educativo no observables directamente ni susceptibles de experimentación.  En relación con el paradigma sociocrítico, este utiliza la autorreflexión y el conocimiento interno y personalizado para que cada quien tome conciencia del rol que le corresponde dentro del grupo al que pertenece, Arnal (1992).

Tema 2: El método positivista en la investigación

     Hablar del paradigma positivista es remitirse al pensamiento legado por Bacon y Descartes. El primero con el Novum Organum, propuso  un método inductivo de descubrimiento de la verdad, basado en la observación empírica, el análisis de los datos observados, en la inferencia para llegar a la hipótesis y en la comprobación de ellas mediante la observación y el experimento capaz de dar al ser humano dominio sobre la naturaleza; tesis que siguió Descartes en 1637 con el  Discurso del Método. Ambos señalan que la filosofía racionalista debe enfocarse en la certeza, entendiendo como verdades lógicas aquellas que se pueden traducir a la matemática y a través de las cuales se puede conocer la verdad, las corrientes de pensamiento valoran, por lo tanto, lo pragmático, lo objetivo y tangible obviando por tanto lo subjetivo, las creencias y las percepciones personales de los fenómenos, es decir, explica y concibe el mundo de una manera racional. (Sandín, 2003)
     La visión positivista se orienta desde dos posiciones epistemológicas: el racionalismo y el empirismo; el primero, se basa en la razón, aborda el proceso de investigación científica desarrollando una explicación sistemática de un fenómeno; por otra parte, el empirismo se centra en la recolección de los hechos precedentes a la formulación de generalizaciones; primero se investiga y luego se levantan teorías. Posteriormente, estas dos posiciones, racionalismo y empirismo se unen bajo el nombre de “positivismo lógico”,  emerge la figura de Augusto Comte, cuyos supuestos recogidos por el denominado Círculo de Viena indican que la “verificabilidad” pasa a ser el criterio para distinguir las ciencias empíricas de otros tipos de saber, con el propósito de unificar todas las ciencias mediante un método y lenguaje único y universal. (Capra, citado por Martínez, M. 2012)
      De acuerdo con el  positivismo, el sujeto puede acceder al objeto por conocer, y además puede hacerlo mediante un método específico, válido para todos los campos de la experiencia, puesto que la realidad es única, posible de fragmentar y analizar sus partes de forma independiente. En otras palabras, el sujeto y el objeto son independientes. Por otra parte, el paradigma  tradicional considera que es posible establecer leyes generales, que son permanentes independientemente del tiempo, instaurar las causas de los hechos y desarrollar una investigación libre de valores bajo un enfoque predominantemente cuantitativo.
     Según lo expuesto, el paradigma positivista concibe la ciencia como la descripción pura de los fenómenos y se identifica con la verdad demostrada a través de hechos empíricamente verificables. La interpretación de la realidad como una máquina o modelo mecánico regido por leyes que regulan los fenómenos, lo que facilita la exploración de causa-efecto y predice los resultados. Desde esta mirada, los seres humanos son considerados la suma de partes discretas.
Algunas conclusiones del paradigma positivista
1.                  El paradigma positivista ha privilegiado los métodos cuantitativos en el abordaje de la investigación. En particular, la investigación educativa de corte positivista adopta el enfoque cuantitativo.
2.    Para los positivistas el sujeto de la investigación es un ser capaz de despojarse de sus sentimientos, emociones, subjetividad, de tal forma que puede estudiar el objeto, la realidad social y humana “desde afuera”. El positivismo supone que el investigador puede ubicarse en una posición neutral y que sus valores no influyen en los resultados de su investigación.
3.   El enfoque positivista pretende el establecimiento de leyes generales. Le interesa el establecimiento de leyes con el fin de predecir y controlar.
En la actualidad, aún persisten los elementos del paradigma positivista, los cuales se evidencian en diversos ámbitos del desempeño científico, educativo, entre otros.

Tema 4: El método sociocrítico de la investigación

     El paradigma socio-crítico tiene su fundamento en la crítica social con un marcado carácter autorreflexivo. Según Arnal (1992), citado por Alvarado y García (2008), este modelo adopta la idea de que la teoría crítica es una ciencia social que no es puramente empírica ni solo interpretativa; sus contribuciones, se originan, “de los estudios comunitarios y de la investigación participante.  Tiene como objetivo promover las transformaciones sociales, dando respuestas a problemas específicos presentes en el seno de las comunidades, pero con la participación de sus miembros.
     Al destacar el papel del contexto histórico, social, cultural, económico, familiar, escolar, este modelo considera que el conocimiento se construye siempre por intereses que parten de las necesidades de los grupos; pretende la autonomía racional y liberadora del ser humano; y se consigue mediante la capacitación de los sujetos para la participación y transformación social.
     Surge con la finalidad de dar respuesta a  los problemas generados en las estructuras de las relaciones sociales y parte de la acción-reflexión de la misma comunidad. Según Arnal (1992) la teoría crítica es una ciencia social que no es puramente empírica ni únicamente interpretativa, sus contribuciones se originan de los estudios comunitarios y de la investigación del participante. Tiene como objetivo promover las transformaciones sociales, dando respuestas a problemas específicos del seno de la comunidad, pero  incluyendo la participación de sus miembros. El conocimiento se desarrolla mediante un proceso de construcción y reconstrucción sucesiva de la teoría y de la práctica.

Referencias Bibliográficas

Alvarado, L. y García, M. (2008). Características más relevantes del paradigma socio-crítico: su aplicación en investigaciones de educación ambiental y de enseñanza de las ciencias realizadas en el Doctorado de Educación del Instituto Pedagógico de Caracas. Sapiens: Revista Universitaria de Investigación, Año 9, Nro. 2, Diciembre 2008.

Ancidey, B. (2008). Evaluación del desempeño institucional de la Universidad Central de Venezuela. Trabajo de Maestría no publicado. Caracas: S/P
Arnal, J (1992). Investigación Educativa, Fundamento y Metodología. Barcelona-España. Labor
García, E. (2012).  Tipos de Paradigmas en la investigación. (En línea) http://postgrado.una.edu.ve. Fecha de consulta: 28 de abril de 2015.
Martínez, M. (2012) La nueva ciencia. Editorial  Trillas. México.
Sandín, M. (2003) Investigación cualitativa en Educación. Editorial Mc Graw Hill. Madrid España

domingo, 26 de abril de 2015

DEFINICIÓN DE OBJETIVOS-PLANIFICACIÓN EDUCATIVA

ALGUNAS CLAVES PARA ESCRIBIR CORRECTAMETE UN ARTÍCULO CIENTÍFICO por Andrea Villagran y Paul Harris.

Revista chilena de pediatría

versión impresa ISSN 0370-4106

Rev. chil. pediatr. v.80 n.1 Santiago feb. 2009

http://dx.doi.org/10.4067/S0370-41062009000100010 

Rev Chil Pediatr 2009; 80 (1): 70-78
ARTÍCULO DE REVISIÓN/REVIEWARTICLE

Algunas claves para escribir correctamente un artículo científico
Some key factors in medical writing

ANDREA VILLAGRÁN T.1, PAUL R. HARRIS D.1
1. Departamento de Pediatría, Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
Dirección para correspondencia


ABSTRACT
The purpose of scientific research is to disseminate their results in a publication. Scientists, clinicians, graduate and postgraduate students are judged and are primarily known for their publications. A scientific experiment whilst their results may be outstanding does not end until those results are published. Thus, the scientists not only have to "do" science but also "write" science. A poor wording could prevent or delay the publication of an excellent scientific work. The purpose of this article is to help scientists and students to prepare manuscripts that are likely to be accepted for publication and to be perfectly understood when issued. As the requirements journal vary widely among disciplines, and even within a single discipline, it is not possible to make recommendations that are universally acceptable. Therefore, this article will get its importance, insofar as it is taken as a guide for those professionals who wish to publish their studies in national and international journals.
(Key words: scientific article, redaction, manuscript).


RESUMEN
El objetivo de la investigación científica es divulgar sus resultados en una publicación. Hombres y mujeres de ciencia, médicos clínicos, estudiantes graduados y de postgrado son juzgados principalmente y se los conoce por sus publicaciones. Un experimento científico, por espectaculares que sean sus resultados, no termina hasta que esos resultados se publican. Así pues, el científico no sólo tiene que "hacer" ciencia sino también "escribir" ciencia. Una mala redacción puede impedir o retrasar la publicación de un trabajo excelente. El propósito de este artículo es ayudar a científicos y estudiantes a preparar manuscritos que tengan posibilidades de ser aceptado para su publicación y de ser perfectamente entendidos cuando se publiquen. Como los requisitos exigidos por las revistas varían mucho según las disciplinas, e incluso dentro de una misma disciplina, no es posible hacer recomendaciones que sean universalmente aceptables. Por lo tanto, el presente artículo obtendrá su importancia, en la medida que sea tomado como una guía por aquellos profesionales que deseen publicar sus estudios en diferentes revistas nacionales e internacionales.
(Palabras clave: artículo científico, redacción, manuscritos).


Introducción
Uno de los grandes problemas que enfrenta un investigador surge cuando tiene que dar a conocer sus resultados, pues escribir no resulta tarea fácil, más aún cuando el mundo actual se mueve en una especie de perfeccionamiento del vocabulario científico y surgen palabras muy complejas, como manifestación de dichos cambios. A partir de esta problemática, el presente trabajo tiene el objetivo de proponer un grupo de sugerencias que contribuyan a que la labor de redactar un artículo científico se convierta en un acto de placer y de disfrute por parte de quién tiene la difícil misión de buscar soluciones a los problemas y que sean conocidos por todos: comunidad científica, profesionales y la sociedad en general.
Un poco de historia
El primer libro que se conoce, inscrito en una tablilla de arcilla de alrededor del 4000 a.C, anterior al génesis en unos 2000 años, es un relato caldeo del diluvio1. El primer medio utilizado en forma masiva fue el papiro alrededor del año 2000 a.C, luego en el año 190 a.C, se utilizó el pergamino. En el año 105 de nuestra era los chinos inventaron el papel, luego vino la imprenta de Gutenberg en el año 1455 con lo cual se imprimió la primera biblia de 42 renglones. Las primeras bibliotecas fueron hechas por los griegos, 50 años a.C. en Efeso y Pergamo (hoy Turquía)2.
Los seres humanos han sido capaces de comunicarse desde hace milenios. Sin embargo, la comunicación científica, tal como hoy la conocemos, es relativamente nueva. Las primeras revistas científicas se publicaron sólo hace 300 años, en 1665 la Journal des Sgavans en Francia y las Philosophical transactions of the Royal Society of London en Inglaterra. Más actual aún, la clásica organización del artículo científico llamada IMRYD (introducción, métodos, resultados y discusión) se ha creado en los últimos 100 años.
Las primeras revistas publicaban artículos que llamamos "descriptivos". De forma típica, un científico informaba: "primero vi esto y luego vi aquello", o bien: "primero hice esto y luego hice aquello". A menudo las observaciones guardaban un simple orden cronológico. Este estilo descriptivo resultaba apropiado para la clase de ciencia sobre la que se escribía. De hecho, ese estilo directo de informar se emplea aún hoy en las revistas a base de "cartas al editor" o en los informes médicos sobre casos clínicos2.
La publicación científica es la etapa final de un proceso
La ciencia moderna es muy distinta de la ciencia del pasado. En nuestros días la ciencia se ha institucionalizado y es una profesión más, con sus propias normas de acceso y sus reglas implícitas y explícitas. Hace tiempo que los científicos dejaron de trabajar únicamente por el amor al conocimiento, aunque no cabe duda de que ésta sigue siendo todavía una de sus motivaciones más poderosas. Puede afirmarse pues, que una parte del contrato implícito del científico con la sociedad consiste precisamente en el intercambio de productos mentales y resultados útiles para la comunidad con reconocimiento público por parte de sus colegas3. ¿Cómo se expresa este reconocimiento?. De muy variadas maneras, sin embargo, la más reconocida y considerada por muchos como de mayor apoyo social, es la publicación en revistas académicas de alto prestigio. Por ello las principales motivaciones que llevan aun científico a publicar sus experiencias y resultados son:

1. Para establecer una carrera académica. A los hombres de ciencia se les conoce (o no se les conoce) por sus publicaciones.
2. Para el curriculum del investigador en busca de trabajo.
3. Intercambio de resultados de investigación y colaboración internacional.
4. Una obligación impostergable. Propio de las carreras y profesiones científicas; lo que no está escrito... no está hecho. Un experimento o un trabajo científico por espectaculares que sean sus resultados, no termina hasta que se publica.
5. La piedra angular en ciencia es que las investigaciones originales tienen que publicarse:
- Para verificarse (reproducibilidad).
- Para aceptarse e ingresar al "conocimiento científico".
- No sólo hay que hacer ciencia, sino escribir ciencia.
¿Qué es un artículo científico?
El científico siempre ha buscado cómo dar a conocer sus pensamientos. En el siglo XVII éstos intercambiaban sus ideas por medio de cartas; siendo este un método limitado pues no permitía conocer las diferentes posiciones que existían acerca de un fenómeno científico en estudio.
En la guía para la redacción de artículos científicos publicados por la UNESCO4,5, se señala que la finalidad esencial de un artículo científico es comunicar los resultados de investigaciones, ideas y debates de una manera clara, concisa y fidedigna. "El hombre de ciencia parece ser el único que tiene hoy algo que decir, y el único que no sabe como decirlo" (Sir James Barrie). Escribir un artículo científico no significa tener dones especiales, sino requiere de destrezas y habilidades creativas que puede aprender cualquier investigador.
¿Cómo escribir un artículo científico?
Inicialmente las publicaciones eran descriptivas (como las cartas actuales), pero a mediados del siglo XIX, gracias a Pasteur y Koch, que confirmaron la teoría microbiológica de las enfermedades, se hizo necesario describir en forma detallada la metodología para acallar a los fanáticos de la generación espontánea y el dogma de la reproducibilidad se hizo central. Esto fue el principio del IMRYD. Luego vino el desarrollo de la microbiología, avances milagrosos y se crearon muchos fondos de apoyo a la investigación, esto creó ciencia y la ciencia produjo artículos, de modo que las revistas debieron exigir cada vez más publicaciones precisas, sucintas, por problemas de espacio físico gatillando la maduración del IMRYD. El formato IMRYD no es más que un sistema para organizar un trabajo científico, y consiste en responder 4 preguntas claves (figura 1).

Estructura de un artículo científico
Título. Es relevante como una guía para el que lee o busca un trabajo. Su extensión debe tener la menor cantidad de palabras posibles que describan los contenidos del trabajo (10-12 palabras), con efectividad en la sintaxis y sin requerimientos gramaticales fuertes. Es recomendable definir un título tentativo previo a redactar el manuscrito y elaborar el título final luego de terminar el artículo. Evitar en lo posible subtítulos y abreviaciones y eliminar palabras que no informan (ej. Informe preliminar, observaciones sobre..., estudio de..., contribución a..., algunos aspectos interesantes sobre el conocimiento de...). Se recomiendan 4 opciones para un buen título (figura 2).

Resumen (abstract). Jane Rusell6, explica que un resumen es la representación abreviada y correcta del contenido de un documento, de preferencia preparado por el autor para publicarse junto con el documento. El propósito del resumen es despertar el interés del lector por la lectura total del artículo. Generalmente, el lector lee el título, si este es interesante lee el resumen, si este es bueno, el lector continuará la lectura del artículo. Con el resumen, el título ayuda a aquellos interesados por el tema a decidir si les conviene leer el artículo o no. Es importante enfatizar que el resumen se debe entender por sí solo sin necesidad de leer el artículo ya que puede actuar como sustituto del texto si no se dispusiera de él7. Para que el lector tenga más elementos, a continuación se enumeran algunas consideraciones generales para la presentación de resúmenes:

Mini versión del trabajo.
La extensión máxima habitual es de 250 palabras.
Se mantiene el mismo estilo que se empleó en el resto del trabajo.
No se debe incluir información que no esté descrita en el artículo.
Objetivo y enfoque del trabajo.
Descripción de la metodología.
Resumen de los resultados.
Principales conclusiones.
No se incluyen referencias.
Debe ser escrito en pasado.
Debe ser escrito al terminar todo el artículo.
Introducción ("lo que mal empieza, mal acaba", Eurípides). La introducción debe responder a la pregunta de ¿porqué se ha hecho éste trabajo?. Describe el interés que el artículo tiene en el contexto científico del momento, los trabajos previos que se han hecho sobre el tema y qué aspectos son controversiales. Con la abundancia de trabajos de revisión existentes actualmente, la introducción no necesariamente debe ser muy extensa y puede beneficiarse de lo expuesto en la revisión más reciente sobre el tema.
El objetivo de este apartado es motivar al lector para que lea todo el trabajo. Centrarlo en el foco principal del trabajo, donde las referencias son claves y deben ser bien seleccionadas. Al final de la introducción el lector debería ya saber porque hicieron el estudio. La introducción generalmente termina con la presentación de la hipótesis y/o objetivos. Existen diferentes criterios sobre la organización de la introducción y que el investigador puede tener en cuenta en el momento de redactarlo (figura 3). En cualquier caso, la introducción debe ser breve, concisa y escrita en presente.

Materiales y Métodos ("la preparación de un artículo científico tiene menos que ver con el talento literario que con la organización", Robert A. Day). En esta sección se debe responder a la siguiente pregunta: ¿cómo se hizo?. Se debe dar detalle de todos y cada uno de los pasos que se siguieron para obtener los resultados, y de los materiales usados. De la Torre8, define al método como el modo de proceder o el procedimiento seguido en las ciencias para hallar la verdad y demostrarla; constituyendo así el diseño de la investigación. La metodología debe ser reproducible, de ahí la importancia de la claridad con que se exponga. Si el método es conocido sólo se menciona y se precisa la cita bibliográfica. Si es nuevo o si es un método conocido pero que se ha modificado, debe explicarse detalladamente.
La sección de materiales y métodos se puede organizar en 5 áreas:

1. Diseño: se describe el diseño del experimento (aleatorio, controlado, casos y controles, ensayo clínico, prospectivo, etc.).
2. Población: sobre la que se ha hecho el estudio. Describe el marco de la muestra y cómo se ha hecho su selección.
3. Entorno: indica dónde se ha hecho el estudio (hospital, asistencia primaria, escuela, etc).
4. Intervenciones: se describen las técnicas, tratamientos (usar nombres genéricos siempre), mediciones y unidades, pruebas piloto, aparatos y tecnología, etc.
5. Análisis estadístico: señala los métodos estadísticos utilizados y cómo se han analizados los datos.
La figura 4 resume algunos puntos que se deben considerar y aclarar al escribir esta sección de materiales y métodos. Esta sección debe ser escrita en pasado.

Resultados ("el necio colecciona hechos, el sabio los selecciona", John Wesley Powell). En esta sección se reportan los nuevos conocimientos, es decir, lo que se encontró y debiera ser la sección más simple de redactar. Incluye las tablas y figuras que, por sí solas, deben poder expresar claramente los resultados del estudio. Todas las tablas y figuras se citarán en el texto del artículo, comentando los datos más relevantes, de manera que sea posible comprender lo más importante de los resultados, sin que sea imprescindible consultarlo y evitando la redundancia7. Algunas consideraciones al momento de presentar los resultados:

Estar seguro de haber entendido los resultados.
Presentar los datos sin interpretarlos.
Usar subtítulos para párrafos.
Las determinaciones (y estadísticas) deben ser significativas.
Usar sistemas internacionales de unidades, (http://www.metricl.org/).
Usar comas (español) o puntos (inglés) para decimales.
Obviar información innecesaria y repetitiva.
Es recomendable evitar la verborrea y no describir los métodos de nuevo. Aunque esta sección sea la más importante, generalmente es la más corta. Se debe decidir como se van a presentar los resultados (texto, tablas y/o figuras) y luego elaborar un esqueleto de la secuencia de resultados a mostrar, con los detalles en las figuras y las generalidades en el texto. Cuando la información se pueda presentar en el texto debe hacerse así. Una figura incluye todo tipo de material no tabular (morfología, algoritmos, histogramas, gráficas, fotografías, etc). La tabla tiene la ventaja de mostrar mejor los valores numéricos exactos con sus posibles interrelaciones, mientras que un gráfico expresa mejor la tendencia de los datos o patrones bien definidos. Por tanto, la tabla se utilizará cuando la precisión de los datos es importante y el gráfico cuando los datos presentan una tendencia definida o permiten resaltar una diferencia7. Los resultados deben poder ser vistos y entendidos de forma rápida y clara. Es por ello que la construcción de ésta sección debe comenzar por la elaboración de las tablas y figuras y, sólo posteriormente, redactar el texto pertinente en función de ellas. Esta sección se debe escribir en pasado.
Discusión ("si usted va a describir la verdad deje la elegancia al sastre", Albert Einstein). Aquella investigación que ofrezca unos buenos resultados y una buena discusión se asegura su publicación. Lo contrario ocurrirá con aquella que tenga unos buenos resultados y una mala discusión. Por eso, muchos afirman que la discusión es el corazón del manuscrito, donde la mayoría de los lectores irán después de leer el resumen y es la sección más compleja de elaborar y organizar, donde se pone a prueba la fortaleza científica de un investigador.
En esta sección se interpretan los datos en relación a los objetivos originales e hipótesis y al estado de conocimiento actual del tema en estudio. Algunas sugerencias que nos pueden ayudar:

Comparar conclusiones propias con la de otros autores.
Identificar errores metodológicos.
Alcanzar ciertas conclusiones... ¿qué es lo nuevo?.
No repetir la presentación de resultados en forma más general.
Escribir esta sección en presente ("estos datos indican que"), porque los hallazgos del trabajo se consideran ya evidencia científica.
Identificar necesidades futuras de investigación (perspectivas).
Especular y teorizar con imaginación y lógica sobre los aspectos más generales de las conclusiones. Esto puede avivar el interés de los lectores.
Sacar a la luz y comentar claramente, en lugar de ocultarlos, los resultados anómalos, dándoles una explicación lo más coherente posible o simplemente diciendo que esto es lo que se ha encontrado, aunque por el momento no se vea explicación. Si no lo hace el autor, a buen seguro lo hará el editor o el revisor.
Se debe tener en consideración que una pobre discusión genera que el significado de los datos se oscurezca y que el artículo sea rechazado, aún teniendo datos sólidos. Además se debe estar atento a que el exceso de palabras no esté ocultando resultados o conclusiones.
Literatura citada ("los textos que contienen innumerables referencias revelan más inseguridad que erudición", William C. Roberts). Las referencias cumplen dos funciones esenciales: testificar y autentificar los datos no originales del trabajo y proveer al lector de bibliografía referente al tema en cuestión. Las revistas varían mucho en la forma de tratar las referencias. Una autora que examinó 52 revistas científicas encontró 33 estilos diferentes de enumerar las referencias9. Aunque hay una variedad casi infinita de estilos de referencias, la mayoría de las revistas científicas utilizan alguno de estos tres sistemas generales: nombre y año, numérico-alfabético y de orden de mención.
Sistema de nombre y año. Llamado a menudo sistema Harvard, fue muy popular durante muchos años y se sigue utilizando en muchas revistas. Su gran ventaja es la comodidad para el autor. Como las referencias no están numeradas, pueden añadirse o suprimirse fácilmente.
Sistema numérico-alfabético. Este sistema consiste en citar por número de referencias de una lista alfabetizada, es una modificación moderna del sistema nombre y año. La cita por números mantiene los gastos de impresión dentro de límites razonables; la lista alfabetizada, especialmente si es larga, resulta relativamente fácil de preparar para los autores y de utilizar para los lectores.
Sistema de orden de mención. El sistema de orden de mención consiste sencillamente en citar las referencias (por número) según el orden en que se mencionan en el artículo. A los lectores con frecuencia este modo de proceder les gusta porque pueden acudir rápidamente a la lista de referencias si lo desean, siguiendo el orden numérico a medida que las encuentran en el texto. Es un sistema útil para las revistas en que cada artículo contiene sólo algunas referencias.
En la figura 5 veremos algunos ejemplos de cómo enunciar la literatura citada. A continuación algunas sugerencias:
Para la mención de revistas se indica el siguiente orden:

Nombre de los autores, hasta un máximo de seis, separados por comas, con su apellido y las iniciales del nombre sin puntos (excepto tras la última inicial del último autor). Si sobrepasa el número de seis, hay que escribir los seis primeros y añadir "et al.", abreviatura de la expresión latina "et alii" que significa "y otros". Si el autor es un comité, se debe poner el nombre del comité.
Título del trabajo, terminado con un punto.
Revista biomédica, en su expresión abreviada según aparece en el index medicus, a la que sigue, sin puntuación alguna inmediata.
Año de publicación, -punto y coma-, volumen, - abrir paréntesis-, número o mes del ejemplar (esto puede omitirse si la paginación del volumen es consecutiva), -cerrar paréntesis-, -dos puntos-, página del artículo la primera y la última, si bien la última página puede indicarse con sólo el último dígito si los primeros fueran iguales a los de la primera página.
Si se trata de capítulos de libros en los que varios autores han colaborado, se cita de la siguiente forma:
- Autor(es) del capítulo.
- Título del capítulo.
- Autor(es) del libro (denominados "editores", o título del libro).
- Ciudad donde se ha impreso.
- Editorial que lo ha publicado.
- Año de publicación.
- Páginas (primera y última) del capítulo.

Un aspecto importante de considerar es que las referencias se citaran según la normativa exigida por la revista elegida. Salvo casos de publicaciones de gran relevancia histórica, las citas deben ser recientes, donde al menos el 70% de ellas no pueden superar a los 5 años en caso de una revisión.
Recomendaciones para mejorar el estilo de redacción
Es necesario poner atención en la redacción a la construcción de párrafos que deben ser unidades de ideas y no de extensión. Se deben vincular párrafos para obtener una línea coherente de argumentos. También en la redacción se deben evitar descripciones poco concisas, exceso de retórica en la escritura, pero sobre todo el proclamar conclusiones no fundamentadas. Se apuntarán a continuación algunos de los vicios gramaticales más frecuentes:

Utilizar mayúsculas para designar conceptos o palabras venerables, esto es lícito para literatura panfletaria no para proyectos de investigación (puede resaltarse un concepto con negrita o cursiva). Las mayúsculas se utilizan sólo para referirse personas física o morales.
Incluir en una sola frase muchos interrogantes.
Es conveniente consultar el diccionario para utilizar correctamente cada término.
Un vicio galicista es abusar de expresiones en infinitivo. Por ejemplo: cuestión a plantear, debe decirse cuestión que se debe plantear, o la cuestión debatible.
Trucos para mejorar el lenguaje:

Es recomendable no abusar del alargamiento de palabras. Por ejemplo normativa, en vez de norma; totalidad, en reemplazo de todo; ejercer influencia, en vez de influir; recepcionar en vez de recibir, etc.
Sin embargo, no todos los alargamientos son caprichosos, a veces la lógica del lenguaje científico exige la conversión de un sustantivo en un abstracto. Así por ejemplo el sustantivo religión, puede ser transformado en algo graduable, por lo tanto medible, y se convierte en religiosidad.
No anunciar lo que se va a decir, hay que empezar directamente. Los enunciados o comentarios de cuadros no deben llevar la antesala retórica de "podemos afirmar", y pero aún, "estamos en condiciones de afirmar". Esto es común en discursos políticos, que necesitan decir el mayor número de palabras con el menor número posible de ideas.
No abusar del prefijo "pre": preaviso, preca-lentamiento, pre-proyecto.
Evitar adjetivos expresados como comparación, por ejemplo: "más evidente", "más objetivo", es similar a decir "más bueno".
No componer oraciones con más de 30 palabras entre punto y punto.
No abusar del verbo en participio pasado.
Frase en forma pasiva: "la enfermedad es así percibida como ocasionada por un rasgo peligroso o por la acumulación de actos peligroso cometidos por un individuo enfermo" (23 palabras). Frase corregida: "se percibe la enfermedad como consecuencia del carácter o conducta arriesgada de los individuos" (16 palabras - se redujo tres casos de participio pasado).
No confundir el significado de ciertas parejas de palabras que se parecen pero que tienen diferentes significado, ejemplos: trans-polar (pasa por el polo) y extrapolar (proyectar la variable), revindicar (defender a un injuriado) y reivindicar (reclamar); mortalidad (fallecidos por habitante) y mortandad (cantidad extraordinaria de muertes).
Huir de las palabras comodín tales como el adjetivo "importante": por ejemplo: "es importante empezar diciendo"
Evitar reiteraciones enfáticas (figura 6).

Finalmente, el uso de los tiempos verbales en las secciones se resumen en:

Resumen: pasado.
Introducción: presente.
Materiales y métodos: pasado.
Resultados: pasado.
Discusión: presente.
Conclusiones
Secreto 1: Parecer profesionales. Es importante mantener consistencia en el tamaño de la fuente (letras), en los márgenes, en los espacios entre líneas y en los tamaños y formatos de tablas y figuras. Todo debe ser nítido y claro.
Secreto 2: Escoger bien el mensaje. Todos los elementos del artículo deben apuntar al mensaje central y el mensaje central deriva de los datos. De modo que se deben mirar los datos y decidir que historia se va a contar, que es lo nuevo y que se ha demostrado. Luego contar la historia con figuras y tablas gastando horas y días jugando con ellas. Meta: el mensaje principal debe estar representado con tablas y figuras.
Secreto 3: Ponerse en el lugar del lector. El primer lector es: el revisor y luego el editor. La mayor parte de los revisores y editores, primero leen el título y una mirada de reojo a los autores. Luego leen la conclusión del resumen o el resumen entero. La mayor parte de los buenos revisores, inmediatamente pasa a las figuras y tablas. De modo que se pierden muchas aceptaciones y por tanto lectores, por malos títulos, malos resúmenes y falta de figuras y tablas.
Por último, a riesgo de omitir puntos importantes, se deben chequear todos los puntos anteriores con el fin de corregir errores (figura 7). Las consideraciones expuestas en este artículo sólo constituyen una guía para profesionales del área biomédica, y sólo el ejercicio repetitivo de escribir artículos científicos, constituirá la base central y experiencia que cada profesional necesita.


Referencias
1.- Tuchman BW: The book. Conferencia organizada por el Centro del Libro de la Biblioteca del Congreso y la Liga de Autores de los Estados Unidos. Biblioteca del Congreso, Washington, DC; 1980.        [ Links ]
2.- Doy RA: Cómo escribir y publicar trabajos científicos. 3a. Ed. Washington, Organización Panamericana de la Salud; 2005.        [ Links ]
3.- Merton RK: La sociología de la ciencia. Alianza editorial Madrid; 1985.        [ Links ]
4.- UNESCO: Guía para la redacción de artículos científicos destinados a la publicación. 2 ed. París UNESCO; 1983.        [ Links ]
5.- Alonso-Soler M, Nereyda Piñeiro-Suárez N: ¿Cómo escribir un artículo científico? Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica 2007; 16: 76-81.        [ Links ]
6.- Russell de Galina J: El artículo científico. Conferencia U.N.A., Heredia; 1985.        [ Links ]
7.- Ferriols R, Ferriols F: Escribir y publicar un artículo científico original. Ediciones Mayo, S.A. Aribau, 185-7/08021 Barcelona Segre, 29 / 28002 Madrid; 2005.        [ Links ]
8.- De la Torre R: Cómo presentar el capítulo de material y métodos. Conferencia U.N.A.M. México; 1984.        [ Links ]
9.- Tobar F: Cómo redactar trabajos científicos en salud pública, http://www.slideshare.net/niedfeld/como-redactar-trabajos-cientificos-en-salud-publica        [ Links ]

Trabajo recibido el 04 de diciembre de 2008, aceptado para publicación el 26 de enero de 2009.
Correspondencia a:
Dr. Paul R. Harris D.
E-mail: pharris@med.puc.cl
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Cómo escribir artículos científicos fácilmente por T. Albert



  ARTÍCULO ESPECIAL
Cómo escribir artículos científicos fácilmente
T. Albert
Director de formación de Tim Albert Trainig.
Este artículo se ha publicado originalmente en el New Zealand Journal of Medical Laboratory Science (N Z J Med Lab Sci 2002; 56(1): 6-8) y se ha reproducido en GACETA SANITARIA con el permiso del editor en nombre del New Zealand Institute of Medical Laboratory Science (Inc), a quién pertenecen los derechos de autor.
Recibido: 4 de abril de 2002.
Aceptado: 12 de abril de 2002.
Introducción
Una de las cuestiones más sorprendentes acerca de publicar en revistas científicas biomédicas es que todo el mundo lo considera algo muy difícil. Y en muchos casos así es. Frecuentemente, se asigna la mayor parte del trabajo duro a uno de los miembros más jóvenes del equipo, se le dan un montón de datos y algunas vagas instrucciones, y se le deja que escriba prácticamente solo. Cuando ha terminado, todos los demás se sienten autorizados a verter todo tipo de críticas sobre el borrador, desde la mala colocación de una coma hasta la sugerencia de que se debería volver a escribir completamente el artículo para otra revista (con mayor factor de impacto, naturalmente). No es de extrañar que la mayor parte de la gente se rinda sin más: uno de los aspectos más tristes de los cursos que dirijo es el número de personas que reconocen tener uno o más trabajos «aparcados»: artículos que fueron escritos, pero se quedaron atascados y yacen olvidados en el fondo de un cajón.

La intención del presente artículo es poner las cosas en su sitio: escribir un artículo científico -y conseguir que se publique- es mucho más fácil de lo que se pueda pensar. Lo que hay que hacer es abordar todo el proceso de una forma sistemática. Para ello, he propuesto seguir diez pasos1 , que resumo a continuación.

Primer paso: comprender el juego de la publicación

La capacidad para escribir un artículo científico sólo se relaciona con la capacidad para escribir otro artículo científico. No se debe considerar como una medida de la capacidad clínica o científica, la inteligencia o el valor como ser humano. Los que consiguen publicar son aquellos que tienen la motivación suficiente (véase «segundo paso») y han resuelto con éxito todo el resto de pasos necesarios para conseguir publicar.
La clave está en que el objetivo no es escribir un «buen artículo» (de hecho, existen opiniones muy diversas acerca de lo que es un buen artículo), sino escribir un artículo que el director de una revista biomédica quiera publicar. Lógicamente, el artículo debe tener un sólido fundamento científico, pero hay muchos más artículos sólidos científicamente que espacio disponible en las revistas. Los elegidos serán aquellos artículos que los directores o editores de las revistas crean que serán más apreciados por sus lectores. Por tanto, si se quiere publicar en una determinada revista se debe descubrir qué es lo que quiere el correspondiente director y satisfacer esa exigencia.

Dicho de otra forma: se trata básicamente de una actividad de venta. La tarea consiste en crear un producto (el artículo científico) y vendérselo al cliente (el director). Una vez que éste lo ha comprado (publicación) se completa la transacción y se ha resuelto con éxito la tarea. En otras palabras, se ha ganado la partida.

Segundo paso: decidir si se quiere jugar

La calidad de un artículo científico está determinada fundamentalmente por el primer autor, es decir, por la persona que desarrolla en su mayor parte el trabajo de escritura del manuscrito. Por tanto, si se asume esta posición se debe estar seguro de que se le podrá dedicar todo el tiempo que sea necesario. Esto significa que tiene que ser algo que realmente se quiera hacer.

Hay que hacerse dos preguntas esenciales: ¿por qué se quiere escribir un artículo científico? y ¿en qué revista se quiere publicar? Hay que pensar bien las respuestas, porque una idea clara de lo que se quiere hacer y del cómo servirá de estímulo para mantener la motivación. Si no se encuentran buenas respuestas para estas preguntas, lo mejor es olvidarse de escribir el artículo y dedicarse a algo más útil (como cuidar de los pacientes) o más agradable (como leer o pasear).

Tercer paso: definir el mensaje del artículo

Éste es un paso vital que se pasa por alto con mucha frecuencia. Hay que resistir la tentación de empezar a escribir los resultados tan pronto estén disponibles. Hay que tomarse antes un tiempo para pensar: ¿qué significado tienen en realidad los resultados del estudio? Se debe escribir el mensaje principal del estudio en una sola frase, unas doce palabras con al menos un verbo. Esto obligará a pensar con claridad, y también servirá de ayuda para elaborar el artículo partiendo de su núcleo central.
Un mensaje que el autor considere interesante no es suficiente: ¿lo considerará el director de la revista elegida lo bastante interesante también como para publicarlo? Aquí se debe tomar una decisión basada en la evidencia: habrá que buscar revistas que hayan publicado sobre ese tema (lo que resulta bastante fácil con una búsqueda automatizada) y tratar de identificar las revistas que tengan un interés evidente en el tema. Por ejemplo, revistas que hayan publicado recientemente un trabajo al final del cual se plantee la pregunta que nuestros datos están en condiciones de responder.

Por último, hay que decidir quiénes serán los coautores y ponerse de acuerdo con ellos -preferiblemente por escrito- no sólo en cuanto al mensaje y a la revista que se pretende, sino también sobre la programación del tiempo. Esto será de gran ayuda más adelante, cuando los coautores empiecen a sugerir que se empiece el trabajo de nuevo, con otro planteamiento y para otra revista.

Cuarto paso: decidir la información a presentar

Uno de los mayores problemas cuando se escribe no es qué decir sino qué se debe omitir. Muchos científicos son partidarios del «método de la baraja»2 : se recogen todos los datos y se barajan en pantalla hasta que se consigue darles la forma de un artículo.

Hay otro método, que consiste en escribir el mensaje del artículo (tercer paso) en el centro de una hoja grande de papel. Este mensaje se va rodeando con las preguntas y respuestas necesarias para apoyarlo. Este proceso se conoce como la «técnica del plano mental»3 . Es muy útil para elegir lo que se tiene que decir y lo que puede ser omitido.

Quinto paso: fijar la estructura del manuscrito

Escribir es una actividad lineal. Por tanto, es necesario fijar una determinada estructura para el manuscrito. En primer lugar, se debe consultar la revista en la que se desea publicar y analizar la estructura que tienen los artículos existentes. Hay que fijarse, en particular, en las diferentes secciones. En los artículos originales, generalmente, serán cuatro: Introducción (¿por qué lo hizo?), Métodos (¿qué hizo?), Resultados (¿qué encontró?) y Discusión (¿qué significado tiene todo ello?). Es conveniente observar cuántos párrafos tiene aproximadamente cada sección (una estructura habitual es dos párrafos en la Introducción, siete en Métodos, siete en Resultados y seis en Discusión1 ).

Hay que comprobar si aparecen frases clave (p. ej., al final de la Introducción y al comienzo de la Discusión). La primera frase de la Introducción suele ser un «minicompendio» de todo lo que ya sabemos y, generalmente, es formularia y aburrida. Son más importantes la última frase de la Introducción («por tanto, se ha llevado a cabo...») y la primera frase de la Discusión («Nuestro estudio demuestra claramente que...»). La última frase de la Discusión debe ser una clara exposición del mensaje del artículo (tercer paso).

Sexto paso: escribir

Muchas personas emplean demasiado tiempo en esta etapa, principalmente porque no sólo están escribiendo, sino también estructurando y revisando al mismo tiempo. Si se ha establecido previamente la estructura del artículo (como hemos sugerido en el paso anterior) se puede escribir muy deprisa: una Introducción puede llevar no más de 10 minutos, por ejemplo.

Lo importante en esta fase es no perder el tiempo preocupándose por los detalles, y obtener sobre el papel un primer borrador claro y coherente. En esta etapa es muy útil seguir el consejo del escritor americano James Thurber: «no lo escribas bien, escríbelo simplemente»4 .

Séptimo paso: volver a escribir

Ésta es una etapa esencial del proceso. Desgraciadamente, la mayoría de las personas la llevan a cabo muy mal, porque emplean demasiado tiempo en los aspectos que menos importancia tienen. Así pues, ante todo hay que plantearse las grandes preguntas (macroedición): ¿Tiene un mensaje coherente el artículo? ¿Es adecuado el mensaje para la revista donde se quiere publicar? ¿Está el artículo debidamente estructurado? (v. «quinto paso»).

Después vienen los detalles (microedición). Habrá que leer varias veces el manuscrito, centrándose en un aspecto específico cada vez. ¿Están los datos verificados y vueltos a verificar? ¿Cuadran las cifras? ¿Se han respetado las reglas básicas de sintaxis y ortografía? ¿Se han seguido los requisitos de las Instrucciones para autores? ¿Se han cometido erratas tontas, como poner «pariente» en lugar de «paciente» o «moralidad» en lugar de «mortalidad»? Es un trabajo muy tedioso, pero es necesario hacerlo.

Octavo paso: añadir los extras

Éste es un trabajo todavía más tedioso, y es recomendable dividirlo en partes más manejables:
Referencias. Revisar el borrador y buscar las afirmaciones del texto que necesiten ser apoyadas con referencias. Si hubiera varios trabajos que defiendan el mismo punto con igual eficacia, es mejor inclinarse por los que están publicados en la revista en la que se quiere publicar o, mejor aún, por los escritos por el director de dicha revista5 .

Tablas y figuras. Presentan los datos necesarios para apoyar el texto. Se debe consultar la revista en la que se desea publicar para averiguar el tipo de figuras y tablas que les gusta y el estilo a seguir.

Título. Los directores de las revistas biomédicas tienen puntos de vista diferentes para calificar lo que consideran un buen título. A algunos les gustan los punto y comas, a otros los verbos, hay muchos a los que les gustan los signos de interrogación. Conviene consultar números antiguos, comprobar cuál es el estilo predominante en la revista de elección y seguirlo. Llevará menos de un minuto.

Resumen. Conviene escribir el resumen lo más tarde posible -y de una sola vez-. Una vez más, hay que ceñirse al estilo de la revista en la que se quiere publicar; no llevará más de 10 minutos. Comprobar que los contenidos del resumen son homogéneos con los del texto principal: con mucha frecuencia existen variaciones considerables entre uno y otro6 .

Carta de presentación. Es muy importante, aunque a menudo se pasa por alto. Es la oportunidad de vender, así que hay que explicar al director de la revista quién es el autor principal (en el encabezamiento de la carta, cualificaciones, etc.), qué es lo que se envía (el mensaje) y, con cierto tacto, indicar cuáles son las razones por las que debería publicar el artículo en su revista. Por ejemplo, si el artículo es el último de una «serie» o debate que se viene produciendo en la revista, hay que recordarlo.

Noveno paso: revisores internos

Se puede pedir consejo informal a los colegas acerca del artículo, pero no mucho. En vez de invitarles a que hagan tantos comentarios como deseen, conviene centrarles sobre una tarea específica. Por ejemplo: «¿Puedes encontrar algún error tonto aquí? ¿Hay alguna omisión importante? ¿Crees que los lectores de la revista lo entenderán?».

Después, el artículo debe circular entre los demás autores, una vez más pidiéndoles que realicen tareas específicas en vez de entregarles una invitación en blanco para la crítica. Conviene recordar las fechas límite que se acordaron en su momento (v. «tercer paso»). Hay que intentar que toda discusión se base en la evidencia: una argumentación acerca de si el artículo debe ser escrito en voz activa o en modo impersonal («descubrimos» o «se descubrió») se puede zanjar simplemente observando el estilo que predomina en la revista en la que se quiere publicar.

Décimo paso: enviar el manuscrito

Éste es un buen momento para celebraciones, porque a partir de ahora el asunto queda fuera del propio control. Si la parte científica es pobre o no se ha elegido la revista adecuada (ambas cosas se pueden evitar fácilmente, v. «tercer paso»), el artículo será rechazado. En este caso, si la parte científica es realmente pobre y no puede mejorarse, es mejor tirar el manuscrito a la papelera. Si el trabajo se considera científicamente aceptable, pero aun así es rechazado, entonces se ha cometido un error de márketing: se debe buscar una revista más adecuada y volver otra vez al tercer paso.

Un día llegará la notificación de que el artículo ha sido aceptado, siempre y cuando se tengan en cuenta los comentarios de los revisores. Esto a veces es más fácil de decir que de hacer, sobre todo cuando hay desacuerdo entre los revisores o el trabajo no ha sido bien entendido por alguno de ellos. Es importante recordar que los revisores aconsejan al director de la revista, de manera que hay que hacer lo que se pueda. Si se considera que alguno de los cambios sugeridos no es procedente, hay que decirlo así al director de la revista, explicando las razones.

Con un poco de suerte el siguiente paso será la publicación del artículo. Ahora hay que prepararse para todo tipo de comentarios críticos. Conviene recordar, sin embargo, que es mucho más fácil comentar sobre algo que ya está escrito que escribirlo. Así que es también una buena ocasión para volver a celebrarlo.

Bibliografía
1. Albert T. Winning the publications game. Oxford: Radcliffe Medical Press, 2000.         [ Links ]
2. Albert T. A-Z of medical writing. London: BMJ Publications Group, 2000; p. 72.         [ Links ]
3. Buzan T, Buzan B. The mindmap book. London: BBC Books, 1993.         [ Links ]
4. Winokur J, editor. Advice to writers. London: Pavilion Books, 2000; p. 145.         [ Links ]
5. Siebers R, Holt S. Accuracy of references in five leading medical journals. Lancet 2000;356:1445.         [ Links ]
6. Pitkin RM, Branagan MA, Burmeister LF. Accuracy of data in abstracts of published research articles. JAMA 1999;281:1110-1.         [ Links ]

Bibliografía recomendada

Este artículo está basado en el libro Winning the Publications Game de Tim Albert (segunda edición, Radcliffe Medical Press, 2000). En How to Read a Paper, de Greenlagh (segunda edición, BMJ Publications Group, 2001), se encontrarán buenos consejos acerca de cómo hacer antes de comenzar una investigación. Para aprender a escribir con un buen estilo en inglés, la obra clásica es The Elements of Style de Strunk y White, que va ya por la cuarta edición (Allyn and Bacon, 2000). Acerca de la edición y el estilo, también en inglés, es muy recomendable la obra Medical Writing: a Prescription for Clarity, de Goodman y Edwards (segunda edición, Cambridge University Press, 1997).
  
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