LA EXCELENCIA
Platón
en su libro “Diálogos”, advirtió que los objetos y las estructuras de
nuestro mundo, pueden considerarse reflejos de nuestras ideas. Lo que
hacemos en el mundo es consecuencia de lo que pensamos. Y cómo nos va en
el mundo es resultado de lo que pensamos.
Considerando el poder
de la idea en la vida de cualquier persona, y por tanto de toda
organización, hasta un punto muy significativo, es el resultado de las
ideas que operan en las mentes de esas personas. A veces algunos
filósofos lo llaman “presuposiciones” a estas suposiciones de fondo que
constituyen los rieles por la cual circulan nuestros trenes de
pensamiento ya acción.
La
idea que a continuación se abordará, puede dominar nuestro pensamiento y
dirigir todos los esfuerzos en una u otra dirección. Esta directamente
relacionada con las cuestiones dela satisfacción personal y el espíritu
corporativo, como es la idea de la excelencia.
La
palabra excelencia tiene un etimología muy simple, proviene de dos
raíces latinas que, unidas, significan “levantarse por encima de “; la
excelencia es un estado real de rendimiento superior que surge de un
estado originario de potencialidad.
Pero ésta explicación es
muy abstracta del concepto, lo simplificaré describiendo tres modelos
de excelencia: el primer modelo de excelencia es una herencia del
pensamiento occidental, de Grecia y Roma, llamada modelo occidental
competitivo; en este modelo, la excelencia consiste en ganar un juego
frente a un adversario, a fin de que haya un vencedor y tiene que haber
un perdedor.
La
excelencia competitiva es un estado de levantarse por encima de la
multitud y recibir los frutos de la victoria; este tipo de modelo tiende
a alentar el pensamiento individualista y competitivo acerca de la
excelencia.
El
segundo modelo se refiere al modelo de crecimiento comparativo
oriental; sus raíces se hallan en distintas formas de sabiduría de
oriente, desde el taoísmo al budismo, pasando por líneas de pensamiento
de hinduismo, este modelo se
juzga a través no de la competencia, sino a través de la comparación de
nuestro estado actual con nuestro estado previo, nuestro yo actual con
nuestro yo anterior. Existe una
forma de comparación que, en su aplicación no es competitiva,
interpersonal o interorganizativa, y es la que constituye el núcleo del
modelo de excelencia de crecimiento comparativo.
Este
modelo se centra en el desarrollo y en lo que los filósofos denominan
teleología, el movimiento intencionado en direcciona un telos (telos) u objetivo (saber donde estamos y donde queremos ir).
El
tercer modelo de excelencia es llamado modelo de compañerismo
cooperativo del medio oeste, es un modelo que se centra en aspectos que
están más allá de las personas o los negocios concretos, y nos lleva
hacia una nueva manera de relacionarnos, que nos mantiene al día de los
últimos descubrimientos de la ciencia moderna.
Este
modelo se basa en la premisa de que una persona puede tener relaciones
muy distintas con un compañero y con una empresa, estas relaciones
tienen un amplio espectro y un interesante orden.
La
relación más negativa que existe entre individuos o instituciones es la
relación combativa, la postura primaria en esta relación es de lucha.
Las actitudes clave, las acciones y consecuencias de la relación son de
fácil especificación; son las agresiones, la resistencia y el daño.
Una
alternativa en el espectro de posibles relaciones es la relación
competitiva. La postura básica de esta forma de relacionarse es mediante
el esfuerzo. Aquí no hay combate, pero hay competición, puede que haya
incluso un poco de forcejeo, pero las actitudes claves, las acciones y
las consecuencias típicas de la competición pueden resumirse en
rivalidad y motivaciones combinadas.
Cuando se
habla de motivaciones combinadas se quiere decir que, cuando competimos
con alguien, a veces miramos hacia nuestro objetivo a ya veces hacia
nuestro rival, entonces resulta muy difícil decidir entre emprender
acciones que nos acerquen al objetivo o acciones que impidan que el
rival nos gane o, al menos, que impidan que avance todo lo que había
avanzado de no haberlo frenado con nuestro proceder.
En
el espectro, nos encontramos con la relación cooperativa; aquí la
postura característica es el acuerdo. Las actitudes claves, las acciones
y las consecuencias son la obediencia pasiva y la multiplicación de
manos para hacer el trabajo.
La
relación de colaboración, cuya característica es el compañerismo. Las
actitudes clave, las acciones y las consecuencias pueden resumirse en la
frase “interacción sinérgica”. Lo que aquí ocurre es que colaboración
no es lo mismo que cooperación (recordando que la cooperación es la
multiplicación de manos para que se haga el trabajo),
La
colaboración está relacionada con los equipos y la transformación
básica, esta relacionada con la comunidad, la creatividad, el
aprendizaje, la construcción y la apertura de nuevos caminos.
En
el modelo colaborativo un ser humano individual, o una organización de
individuos, contribuye a su propia excelencia mediante sus propias
acciones, pero lo limites de su identidad no circunscriben los contornos
de su potencial.
A veces, la excelencia de un objeto puede definirse
en términos funcionales, y otras veces en términos estéticos. Pero la
excelencia de una persona o de una organización no puede nunca
articularse meramente a partir de categorías funcionales o estéticos.
Hasta cierto punto, la excelencia personal depende siempre de la
relación.
Nuestra
excelencia no consta solo de lo que podamos hacer nosotros solo, sino
que conlleva siempre lo que hacemos con los demás y lo que somos para
ellos. En realidad la esencia de la excelencia empresarial es de
naturaleza colaborativa, y eso significa que la realidad del espíritu
corporativo se halla en el núcleo de la excelencia empresarial.
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